Es
una visión sistémica de la educación, lo que incluye la educación
inicial, la básica, la media y la superior, la general y la
especializada, la formación y la capacitación, las modalidades
presenciales y a distancia, la educación escolar y la
extra-escolar.
Priorizar la educación básica no significa
descuidar los demás niveles educativos, pues la propia educación
básica depende de una buena educación inicial (en el hogar, en la
comunidad) y de una buena educación superior (que es en donde se
preparan los cuadros profesionales y técnicos que investigan,
diseñan las políticas y programas, enseñan, evalúan, etc.).
No es posible adoptar un esquema de reforma gradual que avanza sucesivamente con los distintos niveles, pues el sistema educativo opera como un sistema y requiere una transformación integral.
La fractura entre el nivel superior y los que le anteceden ha impedido que todos los educadores se hagan corresponsales por la calidad de la formación de todos los ciudadanos.
El desarrollo nacional requiere un sistema fuerte e integrado de educación, ciencia y tecnología.